Bueno o malo, gordo o delgado, mucho, poco, alto o bajo, blanco o negro… Consideramos normal comparar entre objetos, personas y situaciones. Pero el juicio es algo que nos enseñó la sociedad, comenzando por la distinción entre rico y pobre, mejor o peor y la abundancia frente a la falta de algo…

Dedico un post a este tema porque lo considero importante en cuanto a nuestra salud emocional. Lo único que tienes que hacer es abrir una revista o encender la televisión para ver qué se considera ‘guay’ o positivo en la actualidad.  Las personas que son sensibles a este tipo de mensajes pueden sentirse dañadas si consideran que no encajan. Incluso en nuestra vida diaria, como en el lugar de trabajo, se nos evalúa según la calidad y la cantidad de trabajo que entregamos; en las escuelas y universidades nos ponen notas para observar nuestro nivel de inteligencia o para medir nuestros esfuerzos.

Lo que es realmente importante es la aceptación. Para poder vivir en armonía con los demás necesitamos aceptar a las personas como son. Cómo es una persona de carácter o de aspecto no impacta nuestras vidas y no es nuestro asunto juzgar sobre lo que bueno para él o ella. Si una persona elige consumir carne mientras otra ha decidido convertirse en vegana, la persona vegana ha de aceptar que la otra persona quiere consumir carne, igual que al revés. Todos tenemos razones diferentes por las que tomamos las decisiones que tomamos.

Una vez que dejemos de preocuparnos sobre lo que hacen los demás encontraremos esa tranquilidad interna que muchas veces buscamos en actividades como el deporte, yogasana o la meditación. No hay duda de que sean herramientas excelentes para fomentar nuestro crecimiento interno, pero los grandes cambios surgen cuando prestamos atención a los detalles pequeños de nuestro día a día. Por eso insisto en en que el yoga no se ha de practicar únicamente en la esterilla; tenemos que practicar en todo momento, mientras hacemos la compra, cuando visitamos a nuestros amigos, cuando tenemos que enfrentarnos con una situación difícil, cuando entramos en conflicto…

La luz no puede existir sin la oscuridad. No podríamos gozar de la luz del sol sin la sombra. ¿Y qué sería de las montañas si no fuera por las tierras planas? Si vivimos y dejamos vivir llegaremos a subir las vibraciones universales de energía no sólo en Gaia, Madre Tierra, sino en todos los seres vivos: plantas, piedras, animales y seres humanos, para que podamos vivir todos en armonía. Es mediante estos pequeños detalles que con los años disminuiremos las tasas de criminalidad, violencia y pobreza, así como el número de desastres naturales. Vivir en dualidad contamina el mundo, gastando todos los recursos naturales y creando confusión en la naturaleza, pues los desastres naturales son el intento de la Tierra de purificarse para volver al equilibrio. Es igual que cuando nos ponemos enfermos, sufriendo de síntomas como vómitos y fiebre. Así es como nuestro planeta hace su desintoxicación, mediante avalanchas, terremotos, tsunamis, etc.

Tomemos el primer paso hacia la aceptación, teniendo fe, terminando la violencia sin pararla con más violencia sino con el amor, la dedicación y la comprensión.